Chile atraviesa un descenso sostenido en su natalidad, asociado a cambios estructurales en los roles de género, las trayectorias laborales, las expectativas de vida familiar y las condiciones materiales que enfrentan las personas. A través de entrevistas a mujeres, consultas a personas expertas y revisión de literatura internacional, este estudio analizó el fenómeno con base en el modelo COM-B de ciencias del comportamiento, identificando cómo las capacidades, oportunidades y motivaciones configuran las decisiones reproductivas y el ejercicio de la parentalidad.

Los hallazgos muestran que el comportamiento reproductivo se encuentra condicionado y fuertemente inhibido por una combinación de barreras estructurales, culturales y emocionales: falta de condiciones económicas estables; ausencia de corresponsabilidad efectiva; expectativas sociales rígidas; y capacidades psicológicas diferenciadas entre mujeres y hombres. Mientras las mujeres enfrentan mayores presiones y costos asociados a la maternidad, muchos hombres carecen de entornos que permitan ejercer una paternidad activa, generando un “doble castigo” que impacta a ambos.

Frente a este escenario, se plantea una estrategia de política pública que aborde el fenómeno mediante un enfoque integral que habilite –es decir, que reduzca las barreras de decisión bajo libertad de acción–, el comportamiento reproductivo: acceso a información y salud reproductiva, mejores condiciones económicas y políticas que fomenten la corresponsabilidad.